Dos familiares estuvieron ayer en una confirmación oficiada por el obispo. Después de repartir hostias (a los confirmantes), Jesús Sanz volvió a su pasatiempo favorito y cargó contra el laicismo totalitario. Hablaba de un compañero religioso que se va a Tánger a predicar. Dijo que se va a un país en el que la Iglesia está acosada y donde puede acabar entre rejas y puntualizó "parecido a aquí, donde hay otro tipo de barrotes".
Claro, claro. Dos semanas atrás políticos de media España hacían lo imposible para salir en las procesiones a pesar de los "otros barrotes" que en España se imponen a la religión, según Jesús Sanz. Por no hablar de la financiación de la Iglesia, a la que el Estado cede parte de lo recaudado (en caso de que la persona así lo decida) en la declaración de renta. Dinero que el Estado pierde para mantener a la jerarquía eclesiástica; para la acción social de la iglesia, la conservación de catedrales y la educación de religión se firman, aparte, convenios con el ministerio correspondiente (en este caso, Trabajo y Asuntos Sociales, Cultura y Educación y Ciencia). Yo también quiero estar detrás de esos "otros barrotes".
sábado, abril 21, 2007
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