jueves, junio 28, 2007

Un poco de educación

Hoy he leído los "Sueños rotos" de Julia Navarro. Trata sobre las notas de corte para acceder a la Universidad y este párrafo me ha parecido muy interesante:

¿Porque para estudiar Medicina hace falta 7,75 en vez de 7,50? ¿de verdad esas décimas van a determinar que uno sea un buen médico?. Creo que se debería de revisar el sistema de acceso a la Universidad, porque lo que no es justo es que tantas ilusiones y sueños se vayan a la papelera sencillamente por unas décimas de menos. En este asunto no estaría de más que la señora ministra de Educación le echara "talante" y talento y lo resolviera.

Es cierto que hay que establecer un criterio para cribar a los estudiantes pero también que ese criterio podría ajustarse un poco más a la carrera elegida por el alumno. Creo que estaría bien que cada carrera contara con un examen propio de acceso, establecido y corregido por el Estado e igual para todas las universidades, sean públicas o privadas. Todo esto sin que las notas de Bachiller y Selectividad dejaran de contar. Por ejemplo, para un alumno que quiera ser arquitecto que cuente las nota de Bachillerato y de Selectividad y también la de un examen centrado en las asignaturas que más se asemejen a las que estudiará en la carrera. Me parece más justo que el actual sistema. La Historia, por poner un ejemplo, de poco le valdrá a un arquitecto en su carrera profesional pero le puede impedir entrar en la facultad. ¿Es eso justo? Yo creo que no.

No ha sido la única persona que ha hablado de educación estos días. Enrique Múgica, Defensor del Pueblo, propone eliminar el tuteo en las escuelas para combatir el maltrato escolar. Dice que de esta manera se recuperará el respeto del alumno hacia el profesor.

Sinceramente, creo que una cosa no tiene nada que ver con la otra. He tratado a muchos profesores de tú; otros, en cambio, nos obligaban a tratarles de usted. El respeto que tenía hacia cada uno de ellos no tenía nada que ver con eso; si eran buenos profesores, se preocupaban de que aprendiéramos, tenían ganas de dar clase y venían con las cosas preparadas, yo les tenía respeto ya les llamará de tú o de usted. Si el profesor venía sin haber mirado el libro, consideraba las clases más como un suplicio que como una vocación y se escapaba al bar de en frente siempre que podía, como que mi respeto era más bien tirando a nulo. Que quieran imponer de nuevo el usted me suena más a recuperar una falsa autoridad que a otra cosa.

Múgica ha recordado que cuando él era pequeño y el profesor le decía que iba a enviar a su madre una nota por lo mal que se había portado se "echaba a temblar". Sin embargo, hoy en día "van los padres a quejarse ante un profesor de lo mal que trata a sus hijos", por lo que ha abogado por una mayor complicidad entre los padres y los docentes.

Con estas cosas sí que no trago. Los jóvenes de ahora no somos unos vándalos ni nuestros padres unos pasotas que lo único que quieren es llegar a casa, encender la tele y que les dejemos en paz. Cuando a mí, con doce años por poner un número, me amenazaban con una carta a casa, tranquilo no me quedaba. ¿Que ahora hay críos a los que se la suda? Por supuesto, pero ¿es que antes no? Pues como siempre, ha habido, hay y habrá padres que pasen de sus hijos, alumnos que compitan por ver cuántas les caen; y, en el otro extremo, padres preocupados por la educación de sus hijos (la mayoría) y estudiantes que quieren aprobar y se esfuerzan (la mayoría también). Y en tu casa, ¿qué hacían tus padres cuando te llegaba una carta del colegio?

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