Ya acabó el censo del Perú 2007. Finalmente no hubo ley seca. ¡Y vaya que sí no la hubo! La inamovilidad, a pesar de no ser obligatoria, fue bastante respetada y daba gusto pasear por las avenidas principales de Lima escuchando nada; ni bocinazos, ni el "suban, suban, suban" de los cobradores de las combis, ni los taxistas pitándote para que subas, nada; sólo Barricada en el mp3 y muy bajito para aprovechar el silencio censal.
La noche anterior al censo a la gente se le fue totalmente. Discusiones brutales de parejas que jamás sabré si eran en coña o en serio (con intento de subirla al taxi a la fuerza en plan secuestro exprés pero luego la tía se quedaba y otra vez), la mayor cantidad de personas que iban haciendo eses que recuerde desde que estoy en Lima (uno cuando bajó de la combi casi se la mete. No escucho al cobrador diciéndole que pie poner) y el Vivanda (el súper 24 horas que queda a dos cuadras del depa) abarrotado a la una de la noche con colas de 20 personas en todas las cajas como si hubiera una guerra. Al ver todo esto entramos en ambiente precensal y, cómo no, acabamos en el bar de siempre hasta que ya era de día y el macerado de pisco había pasado a mejor vida.
Pocas horas después conocimos a "El censador", un pata de 17 años, que pasó por nuestro jato a eso de las 12:30 más o menos. Las compañeras se hicieron las dormidas y me dejaron con el marrón hasta que escucharon la pregunta de "¿quién es el jefe de la casa?", momento en el que estallaron en carcajadas desde el dormitorio y por fin salieron de la cama a mostrarle "confianza y simpatía" a "El censador", como pedían insistemente los comerciales (anuncios) desde que llegamos a Lima. También insistieron hasta la saciedad con que la gente se inscribiera para ser censador, censor o lo que sea. "Contemos todos por el Perú". Al final cerca de medio millón de personas salió a censar.
Una vez se fue "El censador", encendimos la tele para ver cómo marchaba el censo. En ese mismo momento había conexión en directo con El Callao. La periodista preguntaba a un encuestador cómo le iba y el pobrecillo empezó a quejarse. Literalmente dijo esto, más o menos: "la gente no ha cumplido con la ley seca (finalmente no hubo) y, cómo han tomado, algunos estaban agresivos. Me han tratado muy mal". Nos pusimos a imaginar lo que le había pasado y no pudimos aguantarnos la risa.
Después la periodista le preguntó cuántas casas había censado ya. Eran las doce y media, es decir llevaba cuatro horas y media de casa en casa. El encuestador contestó "bien, lo llevo bien. Ya he censado diez". Esto da una casa cada media hora aproximadamente. El chaval que nos censó no tardó más de diez minutos. Y eso que nos quedamos practicando el deporte nacional (meterse con el Presidente, Alan García) mientras se acababa el pucho (cigarro) pero nosotros no estábamos agresivos a pesar de haber tomado la noche anterior. Por cierto durante esa falsa ley seca descubrimos el macerado de pisco con ají limo (el más picante de entre todos los ajíes. Dejo este enlace para que os hagáis una idea de lo que
Volviendo al censador de la tele, una casa cada media hora. Menos mal que el resto de encuestadores fue mucho más rápido, que si no las combis no salen a la calle hasta el año que viene. Total que nos quedamos enganchados con el encuestador de El Callao y allí, pegados a la tele, estuvimos un buen rato a ver si lo volvían a sacar. Más risas todavía; "la próxima vez saldrá con un ojo morado", "no, no, ahora saldrá con la cabeza abierta", "quita, quita, saldrá el 'tomador agresivo' levantando la cabeza cortada del encuestador".... Resaca y agresividad, gran combinación pero he de reconocer que el chaval daba verdadera lástima. ¡A saber lo que le habría pasado para estar así! Hoy leyendo las noticias ya no hace ninguna gracia. Profesión de riesgo, esta de censador (intento de violación incluido). Además de mal pagada, diez soles o 2,5 euros.
Ya con la neurona recuperada me decidí a salir a la calle en horario de inamovilidad. En mis oídos empezó a sonar Breaking the law, breaking the law, breaking the law, BREAKING THE LAW y eso que no la llevaba en el mp3, mientras por mis ojos pasaban imágenes de la "cortesía y buenas maneras" de los señores tombos. Desgraciadamente jamás sabré cómo es la cortesía de los tombos ya que sólo se me quedaban mirando. ¿Corteses? ¡No! ¡Tímidos! Espero que hagan un nuevo censo próximamente para salir de dudas sobre los tombos, disfrutar de esas noches de ley seca e implantar la ley de la selva haciendo correr la voz de que en Vivanda sólo van a atender a los diez primeros de la cola. ¡Caos, caos, caos! Pero por ahora habrá que esperar los resultados del censo.
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