lunes, enero 22, 2007

Tesis del canalla y la seta

Leyendo los comentarios de un blog del elmundo.es encuentro una 'Tesis Doctoral' la mar de curiosa:

Premisa fundamental: A las tutis les molan los canallas

Como premisa fundamental de la argumentación de esta tesis partimos de la idea de que a la tutis les enamoran los canallas, pero antes vamos a concretar el significado y alcance del término a los efectos de este trabajo.

Para este doctorando, el canalla no va a ser un sujeto malcarado que tira de bardeo por menos de un pitillo, ni un vil maltratador físico y/o psíquico, ni tampoco un miserable cobarde, mentiroso y rastrero. Para nosotros un canalla es un individuo simpático y sociable, un pelín descarado, no necesariamente juerguista pero que gusta de pelotis y francachelas, seductor y algo mujeriego, aventurero en el sentido más amplio del término, muy activo socialmente y moderadamente drogadicto.

En definitiva el canalla es un tipo atractivo, pero no necesariamente guaperas, ya que su atractivo radica precisamente en el conjunto de cualidades que se acaban de enumerar. Pues bien, sabiendo ya lo que es un canalla, la premisa fundamental de la tesis, es decir, que a las tutis les molan los canallas, se obtiene irrefutablemente mediante la simple observación del comportamiento de las hembras de los homínidos, especialmente cuando están en celo. Así de sencillo, ni más más, ni más menos.

Pero esta innegable constatación aún podría reforzarse por el método empírico, efectuándose un sencillo experimento: en una reunión de tutis, por muy pavas que sean, tiras la polla de un canalla al aire, y no llega al suelo. El experimento en sí no se ha realizado por falta de voluntarios, pero no cabe duda de que si se hiciera el resultado sería el esperado. Segunda premisa: Cuando una tuti conquista a un canalla, quiere que deje de serlo Bien, llegados a este punto tenemos una tuti, tenemos un canalla, y tenemos que la tuti se prenda del canalla y se tira a degüello.

En esta primera fase de captación la tuti va a emplear todas sus artimañas, siendo la más habitual la técnica del “sí a todo”. Pero no vamos a entrar en detalles sobre estas maniobras de caza ya que no son objeto de la presente tesis, y además es un tema que tratado monográficamente bien podría dar cuerda para otra tesis doctoral, u dos.

Situémonos pues en el momento en el que la tuti ya ha capturado a su canalla y lo tiene a buen recaudo. Pues bien, en ese preciso instante comienza la metamorfosis: La sierra se torna fatigosa, ir de paquete en la moto empieza a ser incómodo, ahora resulta que los karaokes son de paletos, y empieza a oirse cada vez con mas frecuencia la frase “Pero ¿vas a salir a la calle con esa ropa?”. Y lo que es peor, los hábitos nocturnos se truecan en tiernas veladas familiares o con otras parejas, y los viajes de fin de semana (¡qué pereza!) en fines de semana hogareños con eventuales salidas, eso sí, para las reglamentarias visitas a mamá.

¿Qué está pasando?, pues sencillamente eso, que cuando una tuti conquista a un canalla, quiere que deje de serlo.

¿Y a qué se debe este cambio operado en la actitud de la tuti?. Hay corrientes doctrinales -las más babas- que sostienen que tal cambio es debido al amor, que la tuti cegada de amor en un principio, se lo cree y piensa que le va el rollo canalla, pero que al fin y a la postre no es capaz de soportar ese estatus por mucho tiempo. Otros afirman que es la envidia la que provoca el cambio, lo que en principio le es simpático termina por repatearle los hígados al darse cuenta de que ella está limitada para mantener el ritmo de su canalla, y que ni puede ni sabe divertirse del mismo modo que él.

Pero no nos engañemos, la teoría que se sostiene en esta tesis es, sencillamente, que tal cambio no existe. Y es que la tuti es perfectamente consciente de lo que quiere y a donde quiere llegar, y lo sabe desde el mismo momento en que pone sus ojos en el canalla. Primero le da un poco de carrete y le ríe las gracias, pero cuando considera que el canalla ya se ha divertido bastante, que suele ser enseguida, empieza el baile: cara larga por aquí, contestación seca por allá, que si solo piensas en ti, que si tu sabrás lo que me pasa, y otras admoniciones por el estilo.

Y es entonces cuando al canalla se le presenta....

El dilema

Llegados a este punto el canalla debe inclinarse por una de las dos opciones siguientes:

Opción 1)
Seguir siendo una canalla, lo que nos llevaría a una situación de bronca permanente, insatisfacción con lo que se hace, sentimiento de culpabilidad y pérdida de respeto, situación nada deseable, sobre todo por lo cansino que resulta.

y Opción 2)
Dejar de ser un canalla, opción aún menos deseable que la anterior ya que, a pesar de cambiar a mucho peor su forma de vida y de renunciar a casi todo lo que le gusta, el canalla no encuentra la compensación de una tuti complaciente y una relación placentera, que va!, lo que ocurre al final es que cuando el canalla se ha convertido en un perfecto marido, tarde o temprano la tuti termina por soltarle con desprecio: “Hay que joderse tío, con lo que tú eras y has acabado convirtiéndote en un seta”.

Y todo esto inevitablemente nos lleva al ....

Corolario de la tesis

Que no puede ser otro que: Hagas lo que hagas, la cagas.

2 comentarios:

Señor_S dijo...

Muy bueno el post tio a la espera de nuevas noticias o menos examenes, es que es una grafica, me encantan las graficas. pues siempre que pueda pondre comentarios y este post me ha molado por desgracia dice verdades como puños jeje.
Bueno haber si la semana que viene tengo mas tiempo.

Un saludo Señor_S.

Aprender sin reflexionar es ser adriestado.

Defender of the Faith dijo...

joder, digo yo que también existirán las tías canallas, no? o eso espero, aunque la caza, a cuchillo y sin compasión, que se monte para conseguirla puede ser memorable