Los niños guapos que van a cantar, mejor dicho a dar el cante, a Eurovisión se llevaron una buena sorpresa el sábado. Lordi ganó y de paliza. Me gustaría haber estado al lado de la Ketchup que, al ver a los fineses en Buenafuente, preguntó varias veces si eran de verdad para ver su cara. Sí idiota, han ganado esos greñudos sin sentido del ridículo (vamos, cómo tú) y vosotras habéis quedado cuartas por la cola, ja ja ja. Pero qué se creerían Las Ketchup, ¿qué podían ganar? si lo más probable que en el resto de Europa las vean como vemos nosotros al Koala. Supongo que los Lordi aún seguirán riéndose de la cara de los demás participantes
Salvo la cantante griega que no usó ni escenografía ni coreografía (¡cómo odio los bailes en un concierto!) el resto, lo típico de Eurovisión: bailes guays, gente moderna, música happy-happy, mamoneo y cantantes destino póster en las habitaciones de quinceañeras (bueno por suerte creo que ya ni eso)... en definitiva música 0%, imagen 100%. ¿Pero qué se puede esperar de un festival que su mejor momento, en 50 años, haya sido ABBA?
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