Radicales islámicos se han hecho fuertes en la Mezquita Roja de Islamabad (Pakistán) y mantienen un enfrentamiento con el Ejército del país. A primera vista, es casi imposible que ganen; están sitiados, son menos y el Ejército está mejor armado.
En una visión más general, la situación de Pakistán invita al pesimismo. En primer lugar, los radicales son dueños y señores de las regiones tribales fronterizas con Afganistán. En segundo lugar, todas las sospechas sobre dónde está Bin Laden se dirigen a esta zona, Waziristán. La inteligencia norteamericana ya no habla del refugio afgano del líder de Al Qaeda, si no del santuario paquistaní. Tercero, la oleada de atentados yihadistas que sufre el país desde hace unos años (400 muertos hasta 2006). Cuarto, la oficialidad del Ejército sigue estando copada por islamistas a pesar de los intentos de purgas realizados por Musharraf, que cada día que pasa es más cuestionado, por lo que no es descartable un golpe de Estado islamista. Se calcula que un tercio de los oficiales son simpatizantes del radicalismo islámico. Y quinto y último, Pakistán tiene la bomba nuclear. Sus pruebas nucleares comenzaron hace nueve años y el año pasado construyó un reactor nuclear que le permitirá producir medio centenar de bombas atómicas. ¿Qué quejas hubo de la comunidad internacional? Yo no recuerdo ninguna. Es un aliado en la "guerra contra el terror" y, aunque no haya firmado el Tratado de No Proliferación y sea una dictadura, no es momento para andarse con remilgos.
En caso de que los yihadistas lleguen al poder en Pakistán, ¿nos arrepentiremos de haberles permitido fabricar bombas nucleares cuando eran "nuestros hijos de puta"? Esperemos que no. Estados Unidos ya se arrepintió el 11-S de haber financiado a los yihadistas afganos en los 80, Bin Laden incluido.
Por no acabar el post así, que al fin y al cabo es viernes, un hueco para el humor: los radicales de la Mezquita Roja prefieren "ser mártires antes que rendirse". Su líder, en cambio, se lo pensó mejor e intentó escapar vestido de mujer.
ACTUALIZACIÓN: "nuestro" hijo de puta Musharraf, dictador de Pakistán, ha sufrido un intento de atentado. Por otra parte, el asedio a la Mezquita Roja parece que está acabando. El Gobierno ofrece al líder de los atrincherados "arresto domiciliario en una casa de huéspedes". Supongo que para pensarse tranquilamente y en compañía de su madre enferma dónde y cómo volver a sublevarse.
ACTUALIZACIÓN 2: ahora se pide "rendición incondicional".
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