Dos varas de medir

La Asociación Unificada de la Guardia Civil se manifestó hace unos días en Madrid pidiendo mejoras laborales y que se les aplique un código civil cuando se encuentren realizando misiones civiles. Es decir, lo mismo que el PSOE prometió en su programa electoral de hace tres años.

En vez de cumplir con lo prometido, el Gobierno ha estado tres años parado sin hacer nada en este tema. Los guardias civiles, hartos ya, deciden manifestarse con uniforme y pacíficamente y la respuesta no puede ser más exagerada: Joan Miquel Perpinyá, secretario general de la AUGC, y Juan Antonio Delgado, el secretario de comunicación, han sido suspendidos durante tres meses y sobre ellos pesa un expediente por falta muy grave, lo que podría acarraerles ser degradados, separados del servicio y, en último extremo, ser expulsados. Pero parece ser que al Ministerio esto le ha sabido a poco y prepara otros treinta expedientes, la mayor parte por falta grave, contra dirigentes y miembros de la AUGC.


La Guardia Civil tiene prohibido manifestarse y más todavía de uniforme, pero castigar esto, que está basado en una promesa que el Gobierno no ha cumplido, de una forma tan excesiva por pedir cosas lógicas y razonables y que en nuestro entorno suponen la norma no es bueno para nadie. ¿Tanto hubiera costado meterles un expediente leve que se quede en nada y ampliarles los derechos que, repito, estaban incluidos en el programa del partido que gobierna?

Las represalias todavía son más sangrantes si comparamos con las que se han llevado otros individuos de las fuerzas de seguridad. Tejero, que habiendo dado un golpe de Estado fallido, salió de la cárcel nueve años después. Un golpe de Estado que de triunfar hubiera supuesto miles de muertes, encarcelamientos y exilios forzosos. Otros ejemplos más parecidos son los del payaso de Mena, ese simpático bufón que en la Pascua Militar de 2005 amenazó con dar un golpe de Estado. ¿La pena? Una falta leve y adelanto de la jubilación. En cambio otro militar que criticó la amenaza de este matón fue sancionado de forma más dura. Rajoy, ese gran demócrata, justificó que un militar amenazara con un golpe (y no sólo lo digo yo, pero a The New York Times no hay que hacerle caso, es un nido de comunistas). En cualquier país democrático un político así hubiera durado dos días pero Spain is different.

Otro caso, el del guardia civil o militar, estoy tirando de memoria, no he encontrado el enlace, que, un poquito antes de jubilarse y por las mismas fechas, mandó un email a todos los mandos para organizar un golpe de Estado. ¿El castigo? Pues nada, falta leve y al inserso unos meses antes de lo que le tocaba.

Parece que el mensaje que se les da a los integrantes de las fuerzas de seguridad es que es peor reivindicar sus derechos que no tomar el poder por las armas y masacrar a todo el que no piense como ellos. Asco de país, joder.

ACTUALIZACIÓN: La Confederación de Seguridad Local, que reúne a polis locales y bomberos de diez comunidades, apoya a los guardias civiles ya que los considera "prácticamente esclavizados".