El Ministerio de Educación seguirá tirando dinero según convengan los obispos.
El Gobierno aprobó ayer una nueva ley sobre los profesores de Religión. Como avances conseguidos, avance mejor dicho porque sólo hay uno, el contrato indefinido de los profesores de religión. Eso sí, los obispos podrán despedirlos cuando quieran y por motivos tan "justificados" como divorciarse, "vivir en pecado", por no soltar "voluntariamente" parte del sueldo a la Iglesia, ser sindicalista u homosexual (no he encontrado enlaces, pero si no los ha habido ya están en la misma indefensión que los anteriores y no tardarán en llegar). ¿Y quién pagará si el despido es improcedente? Tendría que ser la Iglesia, ¿no? para algo son sus intransigencias. Pues no, el Ministerio de Educación será el que pague los caprichos de los obispos, cifrados en más de 300 millones de euros desde 1989.
Lo que más me jode de todo esto no es que los curas sigan haciendo lo que quieran ni tener que soltarles pasta (que también) si no que al día siguiente de aprobarse esta ley que les mantiene sus privilegios no se les caiga la cara de vergüenza de lo cínicos y manipuladores que son. Hoy Rouco-Varela sobre la Educación para la Ciudadanía: "se coloca en la peligrosa pendiente jurídico-política de caer en la tentación de un totalitarismo radical, más o menos encubierto" o "Rouco Varela tacha de inconstitucional la asignatura de Educación para la ciudadanía".
Yo también quiero estar tan perseguido como la Iglesia en España, quiero que me paguen todos mis caprichos.
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